Historia "Viaje"

 La vi pasar por la calle Ramon Ricardo Rosas viró hacia mi dirección y por el color supe que no se trataba de su máquina, no estaría él. Pase de movilidad, pasaje, donde baja? , tome mi asiento a la ventana, sin soltar el celular, por la mierda que duele haber perdido los audífonos. No quiero escuchar nada de las medidas de seguridad que salen en todas las pantallas.


Se acerca un sujeto con su misma corbata dorada, miro sus zapatos, esos zapatos formales alargados que me recuerda mis años de escuela de derecho cuando una versión antigua curicana universitaria de él me embestia contra una pared detras de la puerta, agachada hacia adelante solo veia esos zapatos negros lustrados y sus pantalones negros con su cinturón en los tobillos mientras sus largas piernas morenas a medio doblar rosaban las mías. Se movia enérgico y con mucho deseo mientras con su mano izquierda me apretaba de la cintura contra él para penetrarme fuerte y sin error y su mano derecha me tapaba la boca para que no gritara de placer.


Señorita me da su nombre, rut y numero de emergencia? repitió mientras yo seguia con la vista hacia sus pies. 

- Claro, Javiera Correa - respondía entre la mascarilla mientras buscaba el número de emergencia para dictar. Nunca me aprendí el número de Pablo de memoria.

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Los asientos dorados, la escalera, el pasillo oscuro, todo me hacia ansiar esos ojos inquietos y esa voz grave con acento de Puerto Montt, tan característica, que se volvía una tortura ir a cualquier parte del centro de la ciudad sureña escuchando a tantas personas hablar igual, sintiendo mi corazón temblar cuando se metía imperinente y sorpresivamente por mi nariz el olor de su perfume, o cuando veía algún hombre de espalda delgado y moreno vestido de negro. Estaba ahí en mis pensamientos, latente, errante, sus manos nerviosas, los dos de pie frente a la puerta del bus en ese espacio tan estrecho. Sus palabras. - Eres tan hermosa- mi risa nerviosa entre la taza de agua, que salvó mi sed esa noche. El bus se movia lado a lado, era de madrugada, nadie hubiese notado si me hubiese abalanzado sobre él, baje dos veces a hidratarme mientras conversabamos entre risas, dos veces en las que sus ojos no me quitaban la vista de mi cuerpo, ya había clima sureño en el camino pero yo usaba pantalón corto y polera casi traslúcida, su mirada ardia en cualquier punto que la fijara sobre mi piel. 

De las dos veces que baje volví a mi asiento inquieta, sin poder dormir, me movia de lado a lado, suspiraba fuerte, malditas mascarillas que ya son un obstáculo si me hubiese tirado a su boca hubiese sido mas fácil. La distancia entre nosotros era tan estrecha que solo era cosa de responderle a sus halagos, o hasta fingiendo que caía sobre él, obvio si el bus no para de tambalearse. ohh chucha disculpa, no quería tropezar sobre tí. no es molestia, hermosa. Un beso tímido y escurridizo y luego otro mas certero directo a mi boca con sus labios gruesos, Besos tras besos, su cuerpo estratégicamente llevando el mío contra la puerta de vidrio que da a la cabina del conductor para bloquear su acceso, sus manos sobre mi pecho, luego bajando fuertes y ardientes hasta mis piernas, sus suspiros en mi oído, mas y mas besos desenfrenados. -Vamos al baño- me dice mientras muerde mi oreja y pasa su lengua por mi cuello. Son las 2 am quien bajara a esa hora?.


-Como va el viaje amor?- Vibra el WhatsApp, Despierto de golpe, el señor bajito y menudo que me tocó esta vez de auxiliar se pasea cerrando las cortinas, que ilusa pensar que en esta ocasión o la anterior hubiese sido así, pero jamás estuve a menos de un metro de distancia de su exquisita existencia. El asiento dorado está frio, quiero bajar al baño, hmm todavía aguanto, una fantasia mas, con algún reggeaton de fondo, toco la mochila por todos lados.. por la cresta que extraño mis audífonos rosados...

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